En casa nada se tira, todo se transforma. Si es fresco y bueno, se convierte en otra cosa. Si es delicioso, fácil y rápido de hacer, ¡tanto mejor!
Del puchero del día anterior nos quedó batata, zapallo, zanahoria y papa (con cáscara, sí).
Se pisa todo muy bien con el prensapapas.
Luego se tritura para que quede bien homogéneo todo, sin trocitos.
Se agregan dos huevos y se mezcla bien.
Luego se agrega harina leudante, una taza, y dos o tres cucharadas de maicena bien colmadas. Estos dos ingredientes hacen la pasta mucho más liviana.
Se condimenta con sal a gusto y una cucharada de jengibre. Se agrega, si lo necesita, más harina leudante hasta que quede una pasta firme.
Mientras descansa la pasta un rato, ponemos en la licuadora el contenido de una lata de tomates peritas enteros, con su jugo. Dos cebollas cortadas en trozos, un buen pedazo de morrón en trozos y dos o tres dientes de ajo.
Echar media taza o un poco más de caldo de verduras.
Condimentamos (todo junto, sí) con perejil, pimienta, tomillo, orégano. Trituramos todo.
Queda precioso en textura y color.
Volcamos en una olla y agregamos un chorro de aceite (no lo echamos en el vaso de la licuadora para no engrasarla), sal gruesa a gusto y una cucharadita de azúcar.
Hervir despacio hasta que quede con cierto cuerpo, a gusto, no necesita demasiado.
Colocar una manga en un vaso alto o una bolsita de polietileno. Llenarla con la pasta.
Cortarle la puntita y tener a mano un cuchillo liso.
En una ollita con agua hirviendo, ir echando trocitos de la pasta, que vamos cortando con cuchillo a medida de que va saliendo de la manga. De vez en cuando revolver con el mismo cuchillo para asegurarnos de que estén todos sueltitos y despegados. Una vez que cubrimos la superficie del agua, esperamos que rompa el hervor y recogemos todos los ñoquis con la espumadera.
Los vamos colocando en la fuente previamente preparada con un cucharón de salsa, para que no se peguen los ñoquis.
Se hace por tandas, siempre con el agua hirviendo y vamos echando una tras otra en la fuente, agregando salsa y mezclando un poco.
Servimos con un cucharón de salsa encima y queso reggianito rallado. Para un domingo de otoño, es un manjar de puro hogar, perfecto.
¡Buen provecho!
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