El aroma, la vista, el sabor... Desde Aldea Protestante de Entre Ríos, Argentina, a nuestra mesa.
¡Bien wolgadeutsche!
Procurar un ambiente cálido. Enmantecar una pizzera o tartera grande.
Hacer una "esponja" en un tupper, con 50 gramos de levadura fresca, dos cucharadas de harina común y una cucharada de azúcar. Agregarle un chorrito de agua tibia.
Dejar leudar, tapado, cerca del calor.
Mientras, pisar 80 gramos de manteca, bien blanda, con cuatro cucharadas de azúcar.
Hacer un hoyo en el centro y volcar la "espuma" de levadura, un huevo y un chorrito de leche.
Mezcar muy bien.
Echar medio kilo (500 grs.) de harina común, mezclar bien. No se engañen con mi bol, que es enorme.
Unir con una mano y amasar hasta que se despegue del bol y no quede harina adherida en él.
Volcar la masa sobre la mesa y darle los 80 golpes (de allí su nombre, "achtzig Schlag"). No saltarse este paso, la masa queda extraordinariamente suave y liviana, no se arrepentirán. Para no hacer escándalo con el ruido, se aconseja arrojar la masa golpeando en la zona de la mesa sobre una de las patas.
Dejar levar sobre la cocina caliente o cerca de ella, tapada.
Cuando aumentó su volumen, estirar de forma rectangular con el palote sobre la mesa, dejándola de medio centímetro de espesor. Pincelar con manteca derretida.
Espolvorear con azúcar y canela.
Distribuir 50 gramos de pasas sin semilla y 50 gramos de almendras molidas y tostadas (yo sólo tenía nueces... )
Enrollar sin apretar.
Cortar en porciones, primero al medio, luego en cuartos y luego en octavos.
Acomodar en el molde los trozos paraditos, dejando un poco de espacio entre ellos porque luego se hinchan.
Espolvorear con azúcar.
Tapar y dejar levar al calorcito.
Llevar a horno bien caliente, bajando a moderado luego, hasta que se dore bien, más o menos 40 minutos.
¡Buen provecho!
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