Húmeda por dentro, sabrosa, perfumada y crocante por fuera, esta torta es ideal para las tardes muy frías y oscuras del invierno.
Para quienes lo necesiten, precalentar el horno bien caliente. Enmantecar y espolvorear con azúcar un molde savarín grande.
Pelar dos manzanas y dos naranjas.
Cortarlas en trozos pequeños y mezclarlas bien.
Agregarle dos tazas de azúcar y mezclar muy bien.
Rallar dos cucharaditas de las de café, de jengibre.
Hacer un hoyo en medio y agregar dos huevos.
Mezclar muy bien.
Alternar la mezcla con dos tazas de harina leudante.
Mezclar hasta que quede una pasta suave.
Volcar en el molde y acomodar parejo. Hornear al máximo diez minutos y luego bajar al mínimo, hasta completar una hora o una hora y cuarto, dependiendo del horno.
Esperar 15 minutos (se puede llevar afuera, que el frío hace lo suyo) y luego desmoldar.
Espolvorear con azúcar impalpable.
Se come caliente aún, es crocante por fuera y medio jugosa por dentro. Se puede comer también fría. ¡Es exquisita!
¡Buen provecho!
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